25.2.07

Extender el Señorío de Cristo

Por San Alberto Hurtado, S.J.

* Ningún problema humano en el fondo me puede ser extraño. Que nuestra fe no nos adormezca.

* La intensidad de la vida interior, lejos de excluir la actividad social la hace más urgente…. La meditación, la oración, la educación deberían mantenernos con los ojos siempre abiertos al dolor humano, con el corazón adolorido por sus sufrimientos.

* Los jóvenes tienen la misión de transformar el mundo entero y hacer presente el Reino de Cristo. Penetrar en las oficinas donde trabajan muchos empleados, en las fábricas donde trabajan obreros, en los liceos fiscales, en las Universidades, para organizar allí grupos de intensa vida cristiana que sean el fermento sobrenatural de toda esa masa.

* Trabajo de evangelización de los conventillos, las misiones populares en barrios abandonados, la predicación del catecismo al aire libre, la colaboración con el párroco en la extensión del culto a los rincones más alejados de su parroquia. Una obra que reclama especialmente a los jóvenes católicos es la formación de la juventud obrera dentro de los principios de la vida cristiana.

* La Acción Católica persigue nada menos que una transformación completa de los individuos y del ambiente inspirándose en el Espíritu de Jesucristo.

* Podemos multiplicarnos cuanto queramos, pero no podemos dar abasto a tanta obra de caridad. No tenemos bastante pan para todos los pobres, ni bastantes vestidos para los cesantes, ni bastante tiempo para todas las diligencias que hay que hacer. Nuestra misericordia no basta, porque este mundo está basado sobre la injusticia. Nos damos cuenta, poco a poco, que nuestro mundo necesita ser rehecho, que nuestra sociedad materialista no tiene vigor bastante para levantarse, que las conciencias han perdido el sentido del deber.

* Con claridad meridiana aparece que si queremos una acción benéfica, hay que atacar en primer lugar la reforma misma de la estructura social, para hacerla moral. No podemos aceptar una sociedad en que todo esfuerzo de generosidad, de abnegación tenga que dirigirse a socorrer a seres miserables. Dándole a la sociedad una estructura adaptada al hombre, a sus dimensiones reales, las miserias serán menos frecuentes.

* En la construcción de un orden social cristiano la primacía corresponde a lo sobrenatural… El primer elemento de restauración social no es la política, sino la reforma del espíritu de cada hombre según el modelo que es Cristo.

* ¿Quiénes van a llevar esa luz (del evangelio)? Ustedes, luz del mundo, sal de la tierra, levadura de la masa. No dejen la responsabilidad solamente a los sacerdotes, idea terriblemente errónea en nuestra mente cristiana. No es cierto que la Iglesia son sólo los obispos y sacerdotes; ¿quién es más cuerpo, la cabeza o el pie? Ambos igualmente, y tienen solidaridad. La Iglesia somos todos, ustedes tanto como el Cardenal de Santiago y el Papa Pío XII, Uds. tienen tanto la responsabilidad.

* Ha llegado la hora en que nuestra acción económica-social debe cesar de contentarse con repetir consignas generales sacadas de las encíclicas de los Pontífices y proponer soluciones bien estudiadas de aplicación inmediata en el campo económico-social.

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