9.4.07

El Espíritu de la Resurrección

Por San Alberto Hurtado.
Nota: Extracto de un texto más largo, disponible en archivo “Documentos del Padre Hurtado”. Documento: s38y08.
El Espíritu de la Resurrección
Debemos empaparnos en la Resurrección. El mensaje de la resurrección es alentador, porque es el triunfo completo de la bondad de Cristo.

¿Qué sería nuestra Iglesia si no hubiera Resurrección? Si terminara el mensaje en el Viernes Santo: Siempre de luto, ¡¡y la duda y el temor del futuro!!

Todo el cielo es la gran esperanza vuelta hacia la tierra. La esperanza es el lazo que une el cielo y la tierra.

No todo es Viernes Santo. ¡Resucitó Cristo, mi esperanza! “Yo soy la Resurrección” (Juan 11, 25). Está el domingo, y esta idea nos ha de dominar. En medio de dolores y pruebas... optimismo, confianza y alegría. Siempre alegres:

Porque Cristo resucitó venciendo la muerte y está sentado a la diestra del Padre. Y es Cristo, mi bien, el que resucitó. Él, mi Padre, mi Amigo, ya no muere. ¡Qué gloria! Así también resucitaré “en Cristo Jesús” he resucitado glorioso, en Él he tomado posesión... y tras estos días de nubarrones veré a Cristo.

Porque cada día que pasa estoy más cerca de Cristo. El cielo está muy cerca. Porque Cristo nos consuela. Sembrar sin preocuparse de lo que saldrá. No cansarse de sembrar.

Porque Cristo triunfó y la Iglesia triunfará. No son los mayores apóstoles los de más fachada; ni los mejores éxitos los de más apariencia. En la acción cristiana hay ¡el éxito de los fracasos! ¡Los triunfos tardíos!

Nuestro Señor después de la Resurrección no se contentó con gozar su propia felicidad. ¡Sería pésimo si se contentara con su propia salvación! Porque Cristo nos consuela en las apariciones... y así siempre. Es la paz del alma cristiana y la fuente de nuestra alegría.

¡Todo el cielo interesándose por la tierra! Y por eso Nuestro Señor se aparece a su Madre... Se interesa por todo, hasta en la pesca de sus apóstoles; en lo que comen ellos: ¿Les queda algo de comer? Comió y distribuyó los pedazos (Juan 21,1-14). Para mostrarnos que más que su propia felicidad eterna, le interesa su obra en la tierra.

El cielo todavía no está acabado: falta parte de la Iglesia. Y cuando llega un pobre hombre cubierto del polvo de la tierra, ¡la alegría que habrá en el cielo! El Señor lo dice: habrá más alegría en el cielo... (Lucas 15,7).
- Estos Escritos Espirituales de Alberto Hurtado puede solicitarlos al sacerdote jesuita Eugenio Valenzuela, escribiéndole a su correo electrónico kenoj@gmail.com.

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